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Abstracciones. La ausencia de un ser

I

En el constante cambio de paradigma del individuo contemporáneo, el factor externo de la sobreinformación incide en el individuo teniendo que replantearse de forma constante e indirecta el ser y como ser que se es. 


La ausencia no ocurriría si la existencia necesitase ser afirmada sin embargo la angustia del no existir es la que me provoca desaparecer, pero entonces por qué he de permanecer. Plasmar los pensamientos ya es fruto de la existencia. Si el fin es, no estar, escribir esto sería volver a caer en la angustia de la existencia. Una especie de náusea (ref. Sartre. La Nausea). He ahondado desesperadamente entre los órganos vitales que conforman lo que llamo el espacio de confrontamiento. Entre trapos viejos, polvo y telarañas ‘Que gane el mejor’ en esta continua batalla de oposición a algo que ni siquiera tiene respuesta: un yo.

II

Quiero recordar que una vez fui, lo que conforma mi cuerpo. Pero dentro de un espacio tiempo exacto, como el actual. Puedo afirmar que todo lo que concierne hacia ello cambia aceleradamente. Me puedo identificar de tal forma que solo soy en este momento y que no sé quien seré mañana. Despertarse cada día siendo alguien diferente pero vistiendo y viviendo en el mismo lugar. Una idea de constante flujo- no determinado- que espera apalancarse en un ser estático. 

Lo he intentado, he intentado serlo. Me canso y eso me avergüenza, me avergüenza pensar que lo que dije ayer puede ser recordado por el otro y nombrado en mí ya no ser. Sentirlo como extraño y en muchas ocasiones que se me atribuya. Lo único que me quedan son los recuerdos que se van desvaneciendo con el paso de las horas y aunque los escribo en el techo de mi habitación, siento ya no estar viéndolos cada noche. 

III

entendí que mi destino era perderme entre el yo y en mí. Intentas encontrar lo que está ausente y empiezas a autodeterminarte. La realidad, no encontré ni una mota de polvo. Es aquí donde está mi existencia. La esencia de mi ser que cada vez se desvanecía junto a mis pensamientos en blanco y negro. El color que potenciaba ha perdido su intensidad y lo que me queda es un juego de luces y sombras. Más bien solo de sombras. Cómo es sentir la nada dentro de mi estómago, dentro de mi cuerpo. He dejado volar mis entrañas y ahora que han escapado de la jaula que habitaban se sienten solas. Padecer de agonía causada por la inminencia de la soledad, entre el limbo de la vida y la muerte en modo automático. Me despierto en las constantes monótonas y el único pico que padezco es subterráneo. 

·

He seguido el hilo de la vida, pero siento que me he quedado atrapada entre el ovillo. Ni siquiera soy capaz de deshacer el nudo del sentimiento de lo extraño que en una habitación vacía es el campo de confusión de uno mismo. Espero a conocer o intentarlo al menos, pero la curiosidad se personifica y acaba cayendo en la red que yo misma puse. Todo es de color Azul, y el salón no tiene ni sofá. La mesa sin embargo está puesta. Los cubiertos, la vajilla, los vasos, perfectamente colocados. Están esperando a ser encontrados. Aunque lo único que no esperan es ser destrozados. El auto sabotaje se enfrenta con mi otro yo dentro del campo del recuerdo. Acaso puedo imaginar un lugar inexistente en el que mis dos cuerpos puedan sentirse íntegros. Pueden darse la mano, pero no pueden notarse y es que en la imaginación al igual que en la realidad, sentimos como levitamos.  

IV

Trasnochar con la mirada fija. La penumbra deja ver el reflejo del único destello que impacta en el reloj. La arena que cuenta los segundos cae de grano en grano, es el slow motion de un momento implacable: Desgana Vital. Si es así, que no se escuchen las manecillas caer. Llamen mediante la campana de la iglesia. No estoy disponible para el que vea el recorrido de un destello vorágine -colarse no está permitido-. A través del cristal luce mi transparencia enmarcando una realidad disuadida. Entre mis pensamientos y mi vista solo se separa la apariencia. Ella deforma la poca veracidad que me quedaba y berrea entre dientes los párpados pesados se cosen con el hilo del ovillo enredado...

 

Finalmente las campanas han dejado de llamarme. Siembra el silencio del abismo de mi ser que se interrumpe por el sonido del teléfono color sangre. ¿Quién llama? no hay respuesta. ¿Hola, hay alguien ahí? comunica. He agotado toda la energía en descolgar el teléfono. Vuelvo a yacer en el sofá, mis ojos se cosen solos. El yo que me daba la mano en ese espacio -no determinado- ha intentado comunicarse conmigo, sin éxito. 

Me he atrevido a llamar, pero no a hablar. Me he respondido pero no me he escuchado. Quizás llame en otra ocasión. 

Tal vez en otro momento me escuche...  

Abstracciones de un ser presente

I

No consigo descifrar las incógnitas del hombre encapotado. Para cada grano de arena en el camino, se necesita una solución que sin duda alguna, la respuesta no es concreta. La suma de los granos da infinito y es imposible no pisarlos. Tratar de conquistar el camino de arena andando descalzo por su superficie. Es irónico como estos granos se funde con tus dedos. No hay forma de que escapes. 

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